EN OTRO VERANO, EN 1974…
Escribe: Jesús Rodríguez
En las vísperas de Navidad el Congreso aprobó una
iniciativa remitida por el ejecutivo conocida como la Ley Antiterrorista. El pronunciamiento del Comité Nacional de la UCR fue coincidente con otras
expresiones como las de Carta Abierta, del CELS y del Ministro de la Corte Raúl Zaffaroni que las calificó como
“un disparate”.
En otro verano, el de 1974, a días del ataque guerrillero a la unidad militar de Azul, el Gobierno del
General Perón conseguía que otro Congreso dominado por el oficialismo
también sancionara reformas -con las mismas ambigüedades, laxitud e
imprecisiones que ahora- al Código Penal ampliando las penas a quienes incurrieran
en actos terroristas.
En aquella oportunidad, un grupo de legisladores justicialistas encuadrados
en la JP anunció su oposición a la “legislación represiva” y concurrió a una reunión
con el Presidente en la residencia de Olivos para discutir el tema.
El General Perón los recibió con las cámaras de televisión junto a, entre
otros, el súper ministro de su gobierno y cofundador de las AAA, José López
Rega.
El contenido de la reunión
no tiene desperdicio (1).
Luego de recibirlos con un seco “Muy bien señores, ustedes
pidieron hablar conmigo: los escucho. De qué se trata”. Un diputado, luego de reclamar mayor, señala que “la asociación ilícita podría
venir por el solo hecho de estar agrupado en una asociación que no está
legalmente reconocida. Como puede suceder con una agrupación que recién se
integra en un sindicato o en una agrupación de base política”. Perón lo interrumpe: “Pero todo eso es competencia de los jueces. Nosotros no podemos hacer de
jueces. El delito lo configura el juez. Todo aquel que se asocie con fines
ilícitos configura el delito”.
Hacia el final de la reunión Perón, en medio de un largo párrafo sobre la Cuarta Internacional,
pronuncia una frase tremenda y reveladora que estremece leerla aunque hayan
pasado casi cuarenta años: “¿Y
nos vamos a dejar matar? … Ahora bien, si nosotros no tenemos la ley, en una
semana se termina todo esto, porque formo una fuerza, lo voy a buscar a usted y
lo mato, que es lo que hacen ellos…Si no tenemos la ley, el camino será otro; y
les aseguro que puestos a enfrentar la violencia con la violencia, nosotros
tenemos más medios posibles para aplastarla, y lo haremos a cualquier precio,
porque no estamos aquí de monigotes”.
Y remata:”Si no hay ley, fuera de la ley también lo
vamos a hacer y lo vamos a hacer violentamente. Porque a la violencia no se le
puede oponer otra cosa que la propia violencia. Eso es una cosa que la gente
debe tener claro. Lo vamos a hacer, no tenga la menor duda”.
La reunión termina con un legislador que se despide diciendo: “Lo que queremos es señalarle y
ratificarle, con toda la fuerza que tenemos, que estamos totalmente junto a
usted como integrantes del Movimiento Peronista y junto al pueblo”.
La historia que sigue carece de linealidad. Hubo ley pero también
violencia. Según Pilar Calveiro en su libro Política y/o violencia, entre Mayo
de 1974 y Marzo de 1976, hubo 6749 hechos armados que segaron 2300 vidas.
También, algunos de los legisladores que concurrieron a la reunión en Olivos
renunciaron a sus bancas con un documento público.
La historia no ecesariamente debe repetirse.
Para evitarlo, sería apropiado que dos destacados dirigentes del Gobierno
de Cristina Kirchner – que integraban el grupo de legisladores se oponían a la
norma en 1974- nos expliquen las razones que justifican que en este año
2012 no haya motivos para volver a estremecernos.
Dip.Nac. Carlos Kunkel |
(1) Extraído de la
publicación de la Secretaría de Prensa y Difusión de la
Presidencia de la Nación citada por J B Yofre en El Escarmiento.
Editorial Sudamericana. 2010
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