Todo
gobierno democrático debe ser pluralista, respetuoso de las minorías, del
sistema republicano y representativo y fundamentalmente respetuoso del “mandante”
que es el pueblo o sociedad que le confirió la responsabilidad de dirigir los
destinos del Estado; convirtiendo lo a este en arbitro social, ayudando a los
que menos tienen cuando aparecen inequidades dentro del sistema. Un Estado que
garantice la igualdad de oportunidades para todos sus integrantes por el solo
hecho de ser ciudadanos sin discriminación alguna.
Lamentablemente
Tucumán carece de un gobierno pluralista, republicano y que sea árbitro social.
No
es pluralista ya que con sus acciones, desde la cooptación de dirigentes a la
designación de quienes fueran derrotados en las urnas, tiene por objeto la
sumisión y dependencia de estos seudos dirigentes a los designios del
gobernador Alperovich.
No
es Republicano, es más ni sabe lo que esto significa. Ha subyugado a el poder
Legislativo convirtiéndolo en su escribanía donde muchos legisladores sabedores
que de no ser por la voluntad de su amo (léase Alperovich) jamás hubieran
llegado a la legislatura y para mantenerse no solo han supeditado sus intereses
personales por sobre los anhelos y necesidades colectivas. Son cultores de la
Genuflexión política y no auténticos representantes del pueblo. No conforme con
esto pretende hacer lo mismo con la totalidad del Poder Judicial, así ha
colocado en puestos claves de la justicia a innumerables personas por su tan
sola y única condición de ser lacayos del Gobernador.
Tampoco
es arbitro social por cuanto sus acciones están dirigidas no a la superación
del ciudadano insertándolo en el sistema productivo sino a mediante el
asistencialismo a secas mantenerlo sometido y/o cautivo a su voluntad, donde esa
persona dejo de ser ciudadano y paso a ser un objeto fácilmente presionable máxime
cuando en tiempos electorales se trate, de aquí el tema de la clientela
política. Alperovich no trepida ante nada y no tiene empacho alguno en cooptar
dirigentes de otros partidos por que detesta el pensamiento disonante.
Alperovich
en Tucumán depuso; valiéndose de los recursos del Estado, recursos de todos los
ciudadanos, al sistema democrático en una verdadera AUTOCRACIA o sea la
culminación de una concepción autoritaria de gobierno basado en un poder
personal absoluto y despótico.
Este
gobierno cumple acabadamente las características de un régimen autocrático:
·
La autoridad recae sobre
una sola persona sin ningún límite y cuya voluntad es la ley suprema
·
Como gobernante tomo el
poder a través de la fuerza, no de la lucha armada, sino que manifestó su
autoridad, apelando a la subyugación del ciudadano apelando a acciones psicológicas,
económicas o políticas. Aprovechándose de los recursos estatales para cumplir
su objetivo
·
Las elecciones y sufragio en
la autocracia no hay una verdadera instancia electoral, es autócrata impone un régimen
electoral tratando de imponer el criterio de partido único y sin garantías o
posibilidades para la oposición. El voto si bien universal pero con ciudadanos
que votan bajo presión de ver cortado su beneficio asistencial de no votar en
un sentido determinado.
·
Busca la instalación de un
único partido político. La oposición se ve ahogada y trata de que su actividad
sea casi nula. Además, esta forma de gobierno reprime la oposición ideológica y
acá un claro ejemplo es la Ley Antiterrorista que pretende reprimir la protesta
social. En este régimen se restringen poco a poco los derechos humanos, o acaso
no tenemos menos libertad de expresión, o de reunión o de asociación. Ya habrá oportunidad
para que también se condicionen las expresiones artísticas, literarias y
filosóficas.
·
No existe la separación de
poderes. El poder ejecutivo absorbe la mayoría de las funciones del gobierno.
Este
régimen en su pretensión de perpetuarse tiene un solo obstáculo y ha focalizado
todo su esfuerzo en este sentido, el lograr la MODIFICACIÓN DE LA CLAUSULA
CONSTITUCIONAL que impide su reelección de manera indefinida.
Para
lograrlo debe tener encuadrados a todos los sectores internos del partido
gobernante y de allí las designaciones seriales de ex candidatos de toda laya y
pelaje en la estructura de gobierno. Continuar con la cooptación de dirigentes
opositores, obstaculizar el accionar de los representantes de la oposición ya
sea en la legislatura o los concejos deliberantes.
Por
eso debemos decir las cosas por su nombre… en Tucumán no hay democracia real y
Alperovich es un autócrata con una sola obsesión que es el perpetuarse en el
poder.