miércoles, 6 de octubre de 2010

FORTALECER EL RADICALISMO PARA MEJORAR LA DEMOCRACIA Y RECUPERAR LA REPÚBLICA

Quiero compartir con uds. el siguiente documento

En las últimas décadas, asistimos a una crisis de representatividad de los partidos políticos, asociada a las transformaciones regresivas nacidas en la aplicación de políticas neoliberales sobre los cometidos esenciales del Estado, como son la educación, seguridad, salubridad, previsión social y justicia. Nuestra Nación llegó con esas debilidades a la era de la globalización, que puso en jaque al Estado como institución fundamental para su control, lo divorció de la sociedad civil y lo orientó a favorecer los intereses del mercado, todo ello favorecido por la irresponsabilidad de una dirigencia que fue permeable a las presiones del poder mundial.

El pasaje del capitalismo de producción acompañado por el “estado de bienestar”, a un capitalismo especulativo y de alta concentración económica, que hizo desaparecer industrias, fábricas, producción nacional, PYMES, ocasionó la grosera disminución de la clase obrera por desaparición de las fuentes de empleo, y con ello, la aparición de grandes grupos de desocupados y marginados, y la casi extinción de la clase media. Los grandes sindicatos perdieron poder y otros, antes menores; crecieron. Hoy, el sector cuantitativamente mayor, es el de los desocupados, excluidos e indigentes.

La U.C.R. se mostró remisa a interpretar esos cambios.

Desatendió su identidad nacional, fragmentándose en un conjunto de grupos internos que respondían a apetencias sectoriales, grupales o personales, sin coherencia ni referencia a la doctrina partidaria, sólo usada para declamaciones públicas. Esas prácticas políticas internas y externas debilitaron nuestra imagen partidaria y redujeron el sentido de pertenencia de los afiliados, que urge recuperar y reelaborar.

La inexistencia de un proyecto colectivo capaz de contener las expectativas de los militantes, produjo rupturas insalvables que nos llevaron a la triste experiencia de concurrir a elecciones de manera separada, o a privilegiar alianzas de dudosa estirpe en detrimento de acreditados y reconocidos militantes.

Con el último recambio de autoridades partidarias, vemos con alegría y esperanza la organización del Instituto Radical de Políticas Públicas, puesto en funcionamiento desde los Comités Nacional, y otros distritos que se van sumando en el esfuerzo. Es también imperioso contar con Escuelas de Formación Política para Militantes que faciliten su promoción a la categoría de dirigentes.

No es posible continuar buscando personajes famosos y/o exitosos para

elaborar las listas de candidatos. La recuperación de la representatividad debe estar precedida de la firme convicción de ofrecer a la sociedad dirigentes surgidos de la militancia partidaria, más allá de su inserción personal en otras organizaciones

Es injustificado el apuro por designar candidatos antes de otorgarles a éstos una base programática que defina el proyecto de país y las políticas que proponemos para alcanzarlo, que guarden coherencia con el ideario partidario, así como no es posible realizar alianzas o coaliciones con quienes no compartimos la misma visión. En este sentido, se debe priorizar la continuidad del Acuerdo Cívico y Social, entendiéndose a éste como una herramienta válida para esta época, dejando claro que las alianzas deben ser estratégicas, no coyunturales para enfrentar una elección.

La U.C.R. debe recuperar los métodos democráticos internos y proyectarlos hacia la sociedad a fin de mejorar la calidad institucional. Es necesario generar las bases de un Partido con voluntad de escuchar a sus afiliados, convocando asambleas, plenarios y ámbitos de discusión previos a tomar decisiones de gravedad. Recuperaremos credibilidad sólo si mostramos actitudes creíbles. En este sentido, debemos señalar que la última elección interna realizada en la Provincia de Buenos Aires ha sido un ejemplo del retorno a esa senda.

PARA SER ALTERNATIVA DE PODER HAY QUE TENER PROPUESTAS

A fin de buscar ideas comunes a nuestra doctrina, deberemos diseñar políticas y propuestas que tiendan a conseguir generación de empleo de calidad otorgando a la ciudadanía un piso de igualdad de oportunidades.

Para ello, se deben implementar políticas públicas redistributivas capaces de hacer desaparecer la brecha entre los más ricos y los más pobres.

En cuanto a lo institucional, el oficialismo avasalla las Constituciones Nacional y provinciales, lo que deriva en una creciente falta de respeto a los derechos individuales, pretensión hegemónica, abuso de poder, populismo, demagogia, clientelismo, de lo que ha resultado la destrucción de la escuela pública, el vaciamiento de la banca estatal y las cajas jubilatorias, una errática política de seguridad, el desguace de los hospitales públicos, la absoluta falta de transparencia en contrataciones del Estado. La demora injustificada en la sanción de una ley de coparticipación federal que redistribuya los recursos nacionales, impide el ejercicio del federalismo; y el manejo discrecional de los fondos públicos a través de políticas de cooptación, destruye el sistema republicano. En definitiva, hay vaciamiento del estado de derecho.

Sin desmerecer las discusiones sobre cuestiones nacionales, debemos poner en primer plano el análisis y discusión de los temas locales como estrategia de resolución de las necesidades sociales. “Pensar globalmente y actuar localmente.”

Ha llegado la hora de que la Unión Cívica Radical –en conjunto con otras fuerzas políticas afines- asuma el protagonismo que le corresponde y se prepare para disputar el poder, para mejorar la democracia y recuperar la República.

Documento final del Plenario Nacional del Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY), Reunido en la Capital Federal del 1º al 3 de este mes.

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